EL TRINCHE CARLOVICH
Tomás Felipe Carlovich (nacido en Rosario, Provincia de Santa Fe, Argentina, el 20 de abril de 1949) es un ex futbolista argentino apodado "El Trinche". Es considerado, como el mejor jugador en la historia del fútbol argentino. El público en general que lo vio jugar lo define como el jugador talentoso mas malabaristico y espectacular en la historia de este deporte, siendo calificado por muchos futbolistas y exfutbolistas, por periodistas y prensa en general, por personalidades, técnicos y relacionados a entes futbolísticos, y admiradores del fútbol en general, como "el mejor futbolista de la historia".
BIOGRAFÍA:
Se crió en el Barrio Belgrano de la ciudad de Rosario. Se inició en Rosario Central a finales de la década de los 60, pero se hizo famoso en Central Córdoba (equipo de la misma ciudad), entre la década de los 70 y su retiro definitivo en 1986. Con la entidad "charrúa" consiguió los ascensos de 1973 y de 1982. Jugó además en Colón de Santa Fe y en el fútbol mendocino para Independiente Rivadavia y Deportivo Maipú.
Clasificado como un jugador único, especialista en caños, con una histórica jugada que patentó en el Gabino Sosa (equipo de Rosario) el llamado "caño de ida y vuelta", simplemente porque se lo pidió un hincha anónimo desde la tribuna y con toda modestia fue y lo complació.
El hecho de que la difusión del fútbol de ascenso en ese entonces fuera tan pobre dio lugar a infinidad de rumores que magnifican la figura de Carlovich. Por ejemplo, existe la creencia de un récord no escrito que el Trinche ostentaría de máxima cantidad de tiempo consecutivo con la pelota en su posesión, durante más de 10 minutos sin cesar. Dicha jugada habría finalizado con una brusca y violenta falta del número 3 rival que le valdría la expulsión del partido, dejando a Central Córdoba con un hombre más, realmente algo nunca jamás visto en la historia del fútbol.
EL PARTIDO DE 1974:
En su preparación para la Copa Mundial de Fútbol de 1974, la selección argentina decidió jugar un amistoso con un combinado de jugadores de clubes rosarinos: Cinco por Rosario Central, cinco por Newell's Old Boys y Carlovich. Este equipo era un notable conjunto, integrado por nombres tales como que protagonizaron "la edad de oro" del fútbol rosarino y que hasta el día de hoy se recuerda como los mejores: Mario Alberto Kempes, Mario Zanabria, Carlos Aimar o Daniel Killer.
Los rosarinos le dieron una lección a la Selección Argentina y al finalizar el primer tiempo ganaban 3:0 en cancha del parque Independencia de Newell´s Old Boys. Tal fue el dominio local que en el entretiempo, el entrenador nacional Vladislao Cap le pidió a su par rosarino que saque a Carlovich. El "Trinche" había jugado el partido de su vida y el resultado final fue 3:1.
LOS HALAGOS DE LOS GRANDES DEL FUTBOL ARGENTINO:
En 1993, Diego Armando Maradona fue contratado por Newell's Old Boys y un periodista le confesó su orgullo por recibir en Rosario "al mejor jugador". Sin embargo, Maradona respondió: "El mejor jugador ya jugó en Rosario y es un tal Carlovich".
Cuando la revista XXI hizo una encuesta en la que preguntaba sobre los mejores jugadores que habían pasado por el fútbol argentino, José Pekerman no dudó en elegir a Carlovich como "el futbolista más maravilloso que vi".
Por si esto fuera poco, César Luis Menotti afirmó que “Carlovich fue uno de esos pibes de barrio que, desde que nacen, tiene como único juguete la pelota. Era impresionante verlo”.
Carlos Griguol también lo conoció y bien de cerca: "es un fenómeno de jugador, pero no le gusta el sacrificio, por eso no triunfó. Jugaba conmigo en Central y prefería irse de caza o de pesca. ¡Qué lástima!”. Tenía condiciones técnicas únicas. Al marcarlo, el tipo desaparecía por cualquier lado y con él desaparecía el balón”.
Por último, no podía faltar la opinión de un notable especialista del fútbol rosarino, el escritor y humorista Roberto Fontanarrosa:"El Trinche anticipó cosas que después se le vieron a Claudio Borghi. Coincido en que fue uno de los mejores jugadores del país".
EL MOZART DEL FUTBOL
Matthias Sindelar (10 de febero de 1903 - 23 de enero de 1939) es considerado por muchos como el más grande futbolista austriaco de todos los tiempos. Fue apodado «El Mozart del fútbol» por su elegancia en el juego.
El hombre que décadas más tarde sería votado como el deportista austriaco del siglo nació en la localidad bohemia de Jihlava, incorporada entonces al Imperio Austrohúngaro, en el seno de una familia judía obrera de etnia checa, que se trasladó a Viena en 1906 en busca de un mejor trabajo para el padre de Matthias, un empobrecido fundidor y herrero. Sindelar vivió con su familia en el barrio obrero vienés de Favoriten y allí comenzó a jugar al fútbol en las calles, donde se ganaría el apodo de «Hombre de Papel» por su extraordinaria habilidad para pasar entre los defensores rivales.
CARRERA:
A los 15 años Sindelar fichó por el Hertha de Viena, antes de entrar al primer equipo del Austria de Viena, equipo al que guió a la conquista de tres Copas de Austria en sus primeras temporadas en el club.
En 1926 Sindelar debutó con la selección austriaca, convirtiendo el gol de la victoria en el triunfo por 2-1 sobre la de Checoslovaquia. A inicios de la década de 1930 marcaría por partida doble en la goleada (7-1) sobre Suiza. Con Sindelar en el campo, Austria venció a la selección de fútbol de Alemania dos veces, por aplastantes goleadas: 5-0 en Viena y 6-0 en Berlín. Siguieron triunfos sobre la selección de Suiza por 8-1 en Basilea, a la selección de Francia por 4-0 en París, y Sindelar anotaría también en el triunfo austriaco sobre la selección de Hungría por 8-2. En total, Sindelar jugó 44 veces por su país, anotando 27 goles.
Sindelar jugó como delantero centro, ganó fama no sólo por sus numerosos goles, sino por su control de balón, su habilidad extrema para el regate, y sus extraordinarios pases, destacando nítidamente sobre otros futbolistas europeos de su tiempo. Durante su época dorada en el Austria de Viena fue pretendido por el Manchester United y fue uno de los primeros futbolistas del mundo en aparecer en anuncios publicitarios.
Participó en la Copa Mundial de Fútbol de 1934 desarrollada en Italia y allí la selección austriaca fue eliminada en semifinales por Italia, en un juego tachado como "parcializado" en favor de los jugadores locales. Posteriormente, en los Juegos Olímpicos de Berlín la selección austriaca, sin Sindelar, ganó la medalla de plata.
OPOSICIÓN AL NACISMO:
Sindelar fue convocado al "partido final" de la selección austriaca de fútbol contra Alemania tras la anexión de Austria a la Alemania nazi en 1938, siendo que dicho encuentro fue planeado por las nuevas autoridades nazis como un juego amistoso de "bienvenida" de los futbolistas austriacos a su integración en el equipo del Tercer Reich. El partido se disputó el 3 de abril de 1938 en el Estadio Prater de Viena y, pese a que se esperaba que los futbolistas austriacos permitieran un fácil triunfo alemán, Austria venció por 2-0 con goles de Karl Sesta y Sindelar. El propio Sindelar anotó el segundo gol y lo festejó ruidosamente bailando frente a la tribuna donde estaban sentados los dignatarios nazis invitados al juego, lo que enojó a éstos.
Tras este juego, Sindelar se negó a abandonar su país, pero también rehusó las posteriores llamadas a incoporarse a la selección de fútbol de la Alemania nazi con miras a la Copa Mundial de Fútbol de 1938, donde Alemania participó, ofreciendo una pobre actuación y siendo eliminada en la primera ronda. Al mismo tiempo, Sindelar era reportado desfavorablemente en los informes de la Gestapo nazi y catalogado como: "reacio a acudir a manifestaciones del Partido" y como "amistoso hacia los judíos". Cuando el presidente del Austria Viena fue expulsado de su cargo por ser judío, Sindelar siguió tratando públicamente como amigo personal al defenestrado dirigente; cuando otro amigo judío fue obligado por las autoridades nazis a vender su café-restaurante, Sindelar rehusó aprovechar la situación y compró el negocio pagando el precio de mercado. Tales actos le trajeron a Sindelar el rechazo de las nuevas autoridades.
Sindelar fue encontrado muerto junto a su novia, Camilla Castagnola, italiana de origen judío, en su departamento de Viena el 23 de enero de 1939. Los informes oficiales de la época indican que la causa de muerte fue inhalación accidental de monóxido de carbono. Versiones de la época atribuyen la muerte a militantes nazis que sabotearon el conducto de gas para matar lentamente a Sindelar, aunque otros especulan que Sindelar y su pareja prefirieron el suicidio ante las presiones del régimen nazi. Las leyes alemanas prohibían entonces funerales públicos para los suicidas y los jerarcas nazis ocultaron la real causa de muerte ante el temor de que negar un funeral público a Sindelar provocaría la indignación de los vieneses, que ya lo consideraban un héroe popular.
Al funeral de Sindelar acudieron cerca de 15 000 aficionados en las calles de Viena.
TITTYSHEV, LA PERLA HÚNGARA
Todos los aficionados al fútbol tenemos un equipo especial. El cariño y la admiración por este equipo es superior a cualquier otro, somos fieles hinchas, y tanto en la victoria como en la derrota lo llevamos en el corazón. Esto mismo le ocurría a Steve Davies, hooligan del West Ham United de la Premier League, que en el verano de 1994 y siguiendo a su equipo en los partidos de pre-temporada, cumplió el sueño de todo hincha tiene desde joven, pasando desde ese día a ser historia y leyenda del club inglés.
LA HISTORIA DE UN AFICIONADO CON SUERTE
Steve Davies nació en Rushden, una pequeña ciudad situada al Noreste de Inglaterra. Steve pudo elegir varios equipos más cercanos a su domicilio o de mayor prestigio, pero después de ver la final de la FA cup de 1975, Steve lo tenia claro: iba a ser el más fiel seguidor del West Ham. “Pensaba que no perderían nunca“, y aunque se equivocaba, Steve siguió al West Ham durante años por toda Inglaterra, se convirtió en un fanático hooligan: “A veces íbamos solo por beber, pero lo disfrutábamos“.
Y así fue como un día de julio de 1994, en un partido oficial de pre-temporada contra el Oxford City, Steve, junto con tres amigos más, fueron a ver jugar a su equipo del alma. Querían ver a los nuevos fichajes y el juego que realizaban. Desde el principio del partido no pararon de increpar al delantero titular, Lee Champan,“¡Chapman, burro, levanta el culo!“, le gritaron durante toda la primera parte.
En la segunda parte y sin cambios por las lesiones ocurridas, el West Ham se quedó con diez jugadores por lalesión de Lee Champan, quedando mas de cuarenta minutos por jugar. Fue entonces cuando ocurrió lo extraordinario: Harry Redknapp, entrenador del West Ham, se acercó a Steve y le dijo, “¿Eres tan bueno jugando como gritando?”
STEVE NO TUVO DUDAS
Steve dio un rotundo “Sí” y al momento se encontraba junto al utillero camino de los vestuarios, donde tras enfurdarse la elástica de sus amores volvió a la zona de cambios. Harry Redknapp le preguntó en que posición jugaba, “Aunque siempre he jugado como defensa, le dije que jugaba como delantero” comenta Steve entre risas.
Y así fue como Tittyshev, la gran promesa búlgara (spoiler del siguiente párrafo xD), debutó como jugador del West Ham. Saltando al terreno de juego con el número tres a su espalda, Steve cumplía el sueño de todo hincha, jugar en su equipo del alma.
TITTYSHEV, LA JOVEN PROMESA HÚNGARA
Fue entonces cuando el encargado de megafonía pregunto a Harry Redknapp el nombre del jugador que había saltado al campo. Harry contestó, “¿No has visto el mundial? es Tittyshev el Búlgaro“, siendo radiado al momento por la megafonía del campo. Steve realizo un partido destacado en todos los sentidos: se notaba una falta de técnica y posicionamiento, pero era tal su nivel de motivación que no paraba de correr para todos los lados.
Fue casi al final del partido ganando ya 4-0 cuando Steve, en una jugada del lateral, recibió un pase y quedo solo frente al portero. Tittyshev golpeó el balón con toda su alma, marcando un gol por toda la escuadra. Steve estaba en un éxtasis y su amigos no se lo creían desde fuera del terreno de juego.
EL PRIMER Y ÚLTIMO PARTIDO
Al finalizar el partido, Steve pregunto a Harry Redknapp si le iba a fichar, mandándole este una sonrisa y negación. También pregunto al utillero si podía quedarse la camiseta como recuerdo, volviendo de nuevo a llevarse calabazas. Los únicos recuerdos que quedan de aquel día son estas fotografías y las narraciones de los que estuvieron allí.
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